El consumo del alcohol en exceso, se está covirtiendo en pandemia.
Me gusta beber, me gusta brindar, pero no me gusta emborracharme.
Para los jóvenes, no existe panacea mejor que emborracharse.
Triste realidad de la cual todos somos culpables.
La ausencia de valores, la falta de un por qué o una para qué.
La publicidad, la pertenecencia a un grupo, todo está en juego.
He oído decir que hay chicos que se ponen vodka en los ojos, porque es más rápida su absorción.
Otros toman un tema musical que repita muchas veces una palabra, y la consigna
es que cada vez que la palabra es mencionada, se toman un vaso de tequila.
La creatividad del joven es inmensa y está mal invertida o aprovechada.
Aplaudo la de un padre amigo: días pasado invitó a los amigos de su hijo
y los embarcó en una tarea común: hacer una paella en grupo. Fue muy divertido,
y se sintió satisfecho de que el grupo participara y se entretuviera.
¿Habrá más soluciones e ideas para poder canalizar tanto vacío vital?